Los problemas familiares que tenía el diestro Palomo Linares casi han trascendido más que su propia muerte. El torero fallecía este lunes por la tarde sin haber podido vivir una reconciliación con sus hijos. A pesar de haber vivido durante años distanciado de los tres hijos que tuvo con su exmujer Marina Danko, Sebastián, Miguel y Andrés han permanecido a su lado durante sus últimas horas de vida.

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Último y emotivo adiós a Sebastián Palomo Linares

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Hasta finales de 2011, el diestro, la diseñadora de joyas y sus tres hijos formaron una familia unida. Sin embargo, el divorcio entre el torero y Danko lo dinamitó todo y la familia quedó dividida hasta el fin de los días de Palomo Linares. Sebastián y Andrés se ponían de parte de su madre, mientras que Miguel pasaba a apoyar a su padre. La distancia empezó a medirse en años de silencio. El mayor y el pequeño llevaban sin tratar a su padre desde hacía seis años, mientras que Miguel rompería lazos con su padre hace dos años, según la que ha sido última pareja del matador, Concha Azuara.

Sin que esa brecha fuera el detonante, sus vidas han discurrido de forma muy distinta. Sebastián y Miguel fueron los dos hijos del diestro que quisieron seguir sus pasos, pero sin suerte. Sebastián, el mayor, de 39 años, ha sido siempre noticia por su ajetreada vida amorosa, en la que destacó su relación con Olivia de Borbón, y su también no menos movida vida profesional. El empresario, cuya pasión es la fotografía, ha probado suerte en multitud de campos: ha sido desde apoderado, profesor de tauromaquia y cuenta con una firma de ropa masculina que toma el nombre de su mascota, un pug llamado Harper. Además, gestiona una empresa de actividades artísticas y recreativas.

Miguel hizo correr ríos de tinta con su polémica separación de Marta González, hija de torero Dámaso González, que coincidió en el tiempo con la de sus padres. El mediano de los hermanos dejó a su pareja por Lilia Jimena Begoña, hija de la multimillonaria Lilia López, con quien estuvo también relacionado el propio Palomo Linares. El nombre de Miguel ha sonado también en el Caso Marsans por presunto delito de blanqueo. Según El Mundo, habría cobrado una comisión de 806.940 euros por la venta de una finca de Gerardo Díaz Ferrán (copropietario del Grupo Marsans), valorada en casi 22,8 millones de euros. Miguel es una caja de sorpresas y, en su carrera empresarial, además de administrar múltiples empresas, negocios y establecimientos, sería propietario de la patente de un asiento para inodoro y de una empresa on-line de "vudú blanco".

El hijo más discreto ha resultado ser el pequeño, Andrés quien, con 28 años, administra la empresa que gestiona la marca de joyas de su madre y trabaja junto a su novia, la exmodelo Silvia López de Mingo, que se encarga de la comunicación de dicha empresa. Centrado y reservado, ha tenido unos años en los que ha flirteado con la música. Andrés formó parte de la formación The Pygmies, en la que compartió escenario con el sobrino del expresidente del Congreso, Federico Trillo.