En el servicio de maternidad del hospital Saint Mary, en el elegante barrio londinense de Paddington, todo está preparado para el ingreso de Kate Middleton, quien espera pacientemente en su residencia de Kensington a sentir el aviso de que su segundo hijo está a punto de llegar al mundo.

 

Desde hace varias semanas, la duquesa de Cambridge ha dejado de asistir a actos oficiales a la espera de dar a luz, un acontecimiento  previsto para los próximos días, sino horas. La misma Kate lo anunció hace unas semanas cuando informó de que su segundo hijo nacería a finales del mes de abril. A los duques les gustaría que el bebé llegue al mundo coincidiendo con su cuarto aniversario de boda que se cumplen el 29 de abril.

 

Los duques de Cambridge guardan con celo el secreto sobre el sexo de su bebé y, aunque algunas palabras de Kate permiten suponer que puede nacer una niña lo cierto es que son más los deseos que los datos concretos los que avalan esa creencia. La incógnita, de todos modos, se desvelará en breve así como el nombre del bebé. Todo el mundo espera, en el caso que sea una niña, que la llamen Diana, como la abuela que no conocerá, aunque en las casas de apuestas gana la opción de Alicia, Charlotte, Isabel o Victoria, mientras que si es niño el nombre preferido es Arthur.

 

Desde el día de su enlace, Guillermo y Catalina se han convertido en el mayor activo de la Corona británica y en los preferidos de los ciudadanos. Desde los tiempos de Diana no se había vivido los índices de popularidad que se otorgan a Kate y Guillermo, así en pareja, ya que de uno en uno, la duquesa gana incluso a su marido, el hijo de la adorada Diana.

 

Los duques de Cambridge fueron padres por primera vez, el 22 de julio de 2013 y, desde el mismo día de su nacimiento, el pequeño George se convirtió en la estrella de la familia, sobre todo a raíz del viaje a Australia y Nueva Zelanda que hicieron sus padres la primavera de 2014, un periplo en el que las gracias del niño dieron la vuelta al mundo.

 

El anuncio del segundo embarazo de Kate fue recibido con gran alegría, como no podía ser de otra manera, aunque, como sucedió durante las primeras semanas de gestación de George, la madre tuvo que permanecer en reposo ya que sufrió hiperémesis gravídica, los molestos vómitos matinales que, además de impedirle salir de casa, le provocaron una grave pérdida de peso que la mantuvo bajo control médico. Una vez superados los primeros tres meses de embarazo, Kate se recuperó y asumió una gran actividad pública, haciendo de cada aparición un auténtico acontecimiento: todos sus vestidos, algunos de marcas ‘low cost’ se agotaron tras ser usados por ella.

 

El segundo embarazo de Kate solo se ha visto empañado por algunas informaciones que aseguraban que el príncipe Carlos se quejaba de no ver lo suficiente a su nieto, George, acusando a la familia Middleton de acaparar la atención de Guillermo, Catalina y el pequeño George, ya que los tres pasaban los fines de semana en al casa de campo de los Middleton. La duquesa de Cambridge siempre ha confiado en su madre, Carole, el cuidado del niño, sobre todo cuando éste era muy pequeño y el príncipe Guillermo pasaba tiempo fuera participando en maniobras militares.

 

Todo el malentendido quedó superado cuando el príncipe Carlos emitió un mensaje televisivo en el que se le veía sentado en la mesa de su despacho sobre la que reposaba una foto en la que se le veía sonriendo junto a su nieto George, reivindicando de este modo su papel de abuelo.

 

El nuevo hijo de los duques de Cambridge estará situado en el cuarto lugar de orden sucesorio a la corona, detrás del príncipe Carlos, el príncipe Guillermo y el pequeño George, desplazando un puesto al tío Harry, el hijo pequeño de Carlos y Diana. La sucesión está asegurada, por lo menos, para los próximos cincuenta años.

 

Pero, de momento Guillermo y Catalina, que un día llegarán al trono, se dedican a tareas de representación y a disfrutar de la familia. Guillermo que dejó el servicio activo en el ejército, está realizando ahora un voluntariado en el servicio de ambulancias aéreas de la región de East Angliacon en campos de aviación de Cambridge, Norwich y Staverton.  Cuando nazca su hijo, como sucedió con George, Guillermo tomará dos semanas de permiso de paternidad para acompañar a Kate y al bebé.

 

La familia aprovechará el nacimiento del niño para estrenar Anmer Hall, una residencia de diez dormitorios que está situada dentro de la finca Sandringham, donde también  tiene una residencia la reina Isabel II que regaló a los duques de Cambridge una de las edificaciones que ha sido acondicionada para ellos.

 

Cuando nació George, la duquesa de Cambridge se refugió en la residencia de sus padres, ubicada Bucklebury, que como Sandringham, se encuentra en la campiña inglesa a unos cien kilómetros de Londres. En aquella ocasión, una Kate primeriza buscó los consejos y cuidados de su propia madre, ahora, con más experiencia ya se siente más segura y aunque también contará con la ayuda de Carole Middleton, la nueva mamá quiere instalarse en su propia residencia campestre.

 

Por Mariángel Alcázar