Ya se está convirtiendo casi en una tradición: los futbolistas saltan al césped con sus hijos a la hora de festejar un triunfo importante. Tanto Real Madrid como Barça logran que en las celebraciones de los títulos los protagonistas acaben siendo los peques, lo que proporciona simpáticas y tiernas imágenes sobre el campo.

Con el triunfo ante el Alavés del F.C. Barcelona en la final de la Copa del Rey, se volvió a repetir la situación. Las esposas de los jugadores estaban en la banda con los niños y, una vez el árbitro dio el pitido final, la alegría de los vencedores se desbordó. Bien es verdad que algunos son aún muy chiquitines, como Enzo, el hijo de Sergio Busquets o Sasha Piqué, para entender qué significa un título de estas características. Otros, como Davy Lucca, el hijo de Neymar, acabó el partido profundamente dormido porque ya eran pasadas las once y media de la noche y trabajo le costó a su padre despertarlo, calmar sus lloros y que se uniera a la celebración.

Los más espabilados, sin duda, son Thiago Messi y Milan Piqué, que a sus cuatro años ya van empezando a comprender que un título deportivo es una fiesta y así lo celebran ellos también. Como Laura, la hija de Luis Enrique, el entrenador del Barça –que con este título se despide del club–, que de antemano ya le había advertido a su padre que si ganaban ella quería saltar al césped.