Los concursantes de GH17, con el ‘corazón partío’

El desamor se adueña de los participantes que han recibido ‘calabazas’ al mostrar sus sentimientos

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Clara, Miguel y Bea ya tienen las calabazas para Halloween. Y las han conseguido del peor modo, siendo rechazados por sus intereses amorosos en la casa de Gran Hermano.

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Volvía a la casa

Clara y Fernando parecían entenderse muy bien hasta que la primera habló de sus sentimientos al andaluz. Entonces este, con pareja fuera, temió que su amistad se estuviera malinterpretando. Había hecho ilusiones a Clara y ahora ella lo pasa realmente mal por la falta de tacto de su íntimo amigo. “Lo que ha hecho es de cobardes” ha sentenciado ella, pues le hubiera gustado sinceridad desde el principio y no este juego en el que ha salido dañada. “Se terminó todo tipo de conversaciones con respecto a Fernando. No tengo nada más que decir. Estoy verdaderamente decepcionada".

Un dolor inmenso en el que la acompaña Miguel. El modelo no ha podido evitar ilusionarse con Pol, que desde que volvió Adara no se despega de su lado. Juntos a todas horas, con muestras afectivas de lo más cariñosas y el pobre Miguel recogiendo los pedazos de su corazón. Si duro es que te rechacen en GH, infinitamente peor es ver cómo tu amado o amada se besuquea a todas horas con otro compañero… "Me duele cada vez que veo cosas, no puedo negarlo más. He jugado con fuego y me he quemado. Tengo que aguantar por ser amigo". Así que Miguel lo único que puede hacer es meterse en el ‘confe’, lioteado en su manta y llorar sin consuelo. No le culpamos. “Tengo ganas de explotar, estoy fatal, tengo ganas de decirle a una persona que me gusta, me va gustando cada vez más y necesito liberarme”, ha dicho en el lugar que se ha convertido en el refugio para sus sentimientos, el confesionario.

Y en este club de los corazones solitarios también se encuentra la más divertida de la casa, Bea, que estos días está irreconocible del bajón que lleva encima. Rodri parecía preferir echarla de menos que echarla de más. Al verla cada día en la casa, esa pena que le había dado cuando pensó que había sido expulsada se ha disipado pronto y prefiere mantener las distancias, con el consiguiente dolor de corazón para la valenciana. Además, esta peca de celosa, cualquier mujer que se le acerca a Rodri, cree que lleva intenciones amorosas y sospecha de ella. En su objetivo ahora se encuentra la recién llegada, Rebeca.

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