Lo confesamos. Estamos enganchados a 'Maestros de la Costura'. El nuevo 'talent show' de Televisión Española, con el que el ente público pretende que nos olvidemos de 'Operación Triunfo', está surtiendo efecto poco a poco. Fue la semana pasada durante su esperado estreno cuando pudimos ver que el programa tiene potencial. Y mucho. Es más, Lorenzo Caprile se perfiló como digno sucesor de Risto Mejide por su seriedad y su manera de hablar un tanto cortante y seca. Vaya, que es 'el malo' de la película. Pero un 'malo' que tiene una gracia innegable y que solo vela por el aprendizaje de sus aprendices. Junto a Palomo Spain y a María Escoté, el diseñador se ha posicionado como una de las grandes revelaciones de la televisión actual.

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Lorenzo Caprile en Maestros de la Costura

Bajo la exquisita presentación de Raquel Sánchez Silva, lo cierto es que 'Maestros de la Costura' es un formato que engancha. Y su segunda gala ha sido prueba de ello.

En esta ocasión, los once aprendices (recordemos que la semana pasada ya eliminaron a uno de los concursantes) han tenido que enfrentarse a la creación de una de las prendas fundamentales de cualquier armario que se precie: una falda de tablas. Una ardua tarea para la que han contado con tan solo 90 minutos y en la que han querido 'pringarse' dos de los miembros del jurado: Lorenzo y Palomo.

Además, han contado con la visita de Elena Benarroch, una de las primeras en modernizar la peletería y que lleva 38 años en el mundo del diseño de moda, quien les ha enseñado a completar estilismos para venderlos como hace ella en su tienda.

El más difícil todavía

Aunque si los aprendices han creído que podrían relajarse tras esta dura prueba, se equivocaban. El programa se ha desplazado hasta la sede del grupo MIRTO, donde, por equipos, han reproducido una de sus míticas camisas sin perder de vista la esencia de esta firma. Un trabajo que ha sido seguido de cerca por la estilista, empresaria y periodista de moda Fiona Ferrer.

De nuevo en plató, llegaba el momento de la prueba final donde han tenido que pujar por diferentes materiales y adornos para customizar un mono azul. Momento en el que han tenido que 'luchar' por elementos como papel de cocina, hule de plástico, retales de cuero tintada, luces leds... El truco estaba en que cada vez que pujaban por un producto, se les descontaban minutos del tiempo que tenían para realizar la prueba.

¿Quién ha sido el expulsado de la noche?

Vanessa, de 37 años y profesora de religión, ha tenido que abandonar el taller al no superar la prueba. Sin embargo, se ha ido con una sonrisa en los labios: "Me he dado cuenta de que puedo hacer más de lo que creo y me voy feliz por ver a mis hijos y estar con mi familia". ¡Claro que sí! ¡Esa es la actitud!