En una de esas conversaciones que tienen lugar en la playa en las que los ‘Supervivientes’ se dedican a observar cómo el reality ha ido modificando sus cuerpos como si hubiesen acudido a la última clínica de adelgazamiento de moda, Laura Matamoros ha descubierto qué partes de su cuerpo son fruto de la herencia Matamoros.

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Alba Carrillo

Parece que la joven lleva en su carga genética algunos atributos que no le gustan de su físico, como las orejas. “De mi padre son la nariz y la boca grandes. Y las orejas de Dumbo. Eso es Matamoros”, dice con una sonrisa socarrona. Su progenitor, de hecho, estaba acomplejado por las orejas y, unos años atrás, decidió operárselas y acabar con ese ‘descorche’ tan característico, que, a nuestro parecer, resulta adorable. Al padre tampoco le gustaba su nariz y se sometió a una rinoplastia al más puro estilo Alba Carrillo, de arriba a bajo y de izquierda a derecha. Completa. Pero su hija no parece querer someterse al bisturí para acabar con estos rasgos heredados de la parte paterna.

También, y tal y como ha contado la veinteañera, la manera en la que acumula grasa en la zona de la tripa también es muy parecida a cómo lo hace su padre, a los lados, pero está convencida que en un par de semanas más en Honduras, haciendo frente a la escasez de alimentos, todos los ‘michelines’ (ella hace por cogérselos con el dedo a modo de pinzas, pero para el ojo humano no entrenado resultan imperceptibles) habrán desaparecido.

“Quitando todo esto, el resto es Flores”, comunica satisfecha a Iván, que también está loco por perder peso, y a Alejandro, que le dice en voz alta lo que todos pensamos “¡tienes un 'cuerpazo'!”. Pues sí, ya sea herencia Matamoros o Flores.