A pesar de que abril se las prometía felices, Cristina Pedroche ha tenido que lidiar con una nueva polémica. Qué complicado debe de resultar ser ella, que por todo lo que dice o hace, se ve obligada a dar explicaciones. Le recomendaríamos que hiciera lo que le dice nuestro bloguero, El Hombre Confuso, y que no dijera ni mu a nadie. Que piense cada uno lo que quiera.
La penúltima polémica que ha salpicado a la ‘Pekín Express’ ha sido la regañina que recibió por parte de la DGT (la Dirección General de Tráfico) por una entrevista, hecha en tono de ironía hace un año al periódico Marca. En ella aseguraba que le ponía nerviosa el ruido de los intermitentes y que por eso a veces no los ponía.
“(A la hora de conducir) Tengo algunas manías. Como por ejemplo no poner el intermitente nunca porque me da mucha rabia el sonidito ese de 'tic, tac, tic, tac' que hacen cuando están conectados. ¿Por qué suenan? A mí me estresa”.
El mensaje en las redes del organismo oficial era contundente y animaba a todos a no seguir el ejemplo de Cristina. A continuación, también recordaban cuando hay que activar los intermitentes, dejando claro que este era el proceder correcto.
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“Me cansa mucho, la verdad”, escribía ese mismo día Pedroche en Twitter, harta de que se malinterprete cada una de las palabras que dice. La presentadora siente que se ha convertido en el objetivo de las críticas encarnizadas por la más absurda de las nimiedades. Cristina se defiende asegurando que, en este caso concreto, es una conductora prudente que jamás ha tenido un accidente, y que no entiende por qué no se matizado que el tono de la entrevista era el humorístico.
Teme tener que cambiar su personalidad y pasar de ser la chica natural que es ahora, a una persona “políticamente correcta”, sin concesión a las bromas en sus futuras intervenciones. ¿Llegará a tanto la presentadora?