Te presento a Conchita. Esta mujer con cara de no haber roto un plato ha conseguido poner en su contra a un país entero a la hora de comer. ¿Cómo lo ha conseguido? Comportándose de una manera clasista, antigua, ridícula y desagradecida. Ahí lo lleva.

Conchita ha sido la primera participante de ‘Cámbiame’ que ha ODIADO su transformación. Lo escribo en mayúsculas porque quiero que te quede cristalino que lo ha detestado, porque ella no ha sido ni capaz de mirarse. Se ha girado un segundo, le ha parecido que no era digna de semejante look y ha dejado a una audiencia alucinada. Bueno, quedémonos con lo positivo. Sincera, por lo menos, ha sido.

Pero vayamos al principio de la historia para que comprendas con qué clase de persona se las ha visto hoy Pelayo. Esta mujer de mediana edad se presentaba ante los estilistas alegando que solo tiene un vestido. Un vestido tipo cóctel, rojo, monísimo, pero que no le servía para mucho puesto que en todos los sitios a los que iba a hacer entrevistas no la cogían por el modelito en cuestión. O eso es lo que ella cree.

“Fui de más a menos de una manera exagerada. Este es mi uniforme para toda la temporada. Yo he intentado cambiar la situación, ir a muchas entrevistas, pero no me cogen”. Conchita lo que pretendía relatar (te he resumido el discurso extrayendo las partes más claras, porque no quiero que te vuelvas tarumba) era que siempre había llevado un tren de vida muy alto, hasta que se divorció y entonces todo empezó a torcerse. Ahora ella y su hija viven con los 400 euros que les pasa su ex, algo que ella considera una auténtica “injusticia”.

Y aquí tenemos a esta mujer que se separó hace veinte años, que aún lleva anillo de casada, desempleada, con facturas por pagar y que asegura que jamás aceptaría un trabajo limpiando casas. “No considero que me lo merezca”.

Con este cóctel explosivo, Pelayo tenía ante sí a una mujer que jamás se había puesto unos pantalones porque se ve “hecha un hombre”, incapaz de dar su brazo a torcer, sin humildad, y sin ganas de aprender ni de descubrir nada nuevo.

Jueves (08/10/2015)
Un reportero que sañió en el zapping, una chica con cara de niña que quier vestir como una ejecutiva y un mujer que siemrpe lleva el mismo vestido son los aspirantes al cambio del programa de hoy. ¿Quién será el elegido por nuestros estilistas?

Pelayo tragaba saliva, mientras ella se probaba modelitos y para todos tenía una pega. Y cómo no, para el definitivo, con el que tenía que atravesar la pasarela, también la ha tenido. “Me siento hombruna. Me habéis robado mi personalidad. Me siento disfrazada y tengo ganas de salir corriendo”. ¡Y todo porque no llevaba vestido!

Esto no puede ser verdad. No puede ser. No puede existir en el mundo un ser humano semejante. Venga, decidnos ya que Conchita ha salido del Actor’s Studio. Pero no. Ella era tal cual la estábamos viendo. Incorregible y sin ganas de mejorar.

Enhorabuena Conchita, no te llevarás un nuevo vestido para tu armario, pero has conseguido lo que nadie antes: una participante de ‘Cámbiame’ que ha salido horrorizada de su nuevo yo. Y es que ahí, sobre la pasarela, no había una mujer renovada, era la misma que entró apestando a naftalina y alcanfor. Y lo que olía no era precisamente su vestido, sino su mentalidad, que llevaba varios siglos caducada.