A pesar de sus 86, Di Stefano está viviendo una nueva juventud, y no ha perdido la ilusión de seguir creyendo en el amor. Por eso, su deseo es contraer matrimonio con su secretaria, Gina González, cincuenta años más joven que él.

Una bonita historia de amor si no llega a ser por el impedimento de los cinco hijos del Presidente de Honor del Real Madrid, que no ven con buenos ojos este enlace, y por eso han solicitado la incapacidad de su padre a través de un escrito.

“Ante el deterioro evidente de las facultades físicas e intelectivas que se viene observando en nuestro padre desde hace meses, sus cinco hijos, previo diagnóstico médico de su estado de salud, tomamos la decisión de solicitar ante los Juzgados competentes, y en su exclusivo interés, su declaración de incapacidad, promoviendo de forma simultánea la adopción de medidas cautelares, en orden a la preservación de su patrimonio”, reza la solicitud de incapacidad que han presentado los hijos de Di Stefano.

Di Stefano que está preparado para luchar por su amor, que dura ya siete años, ha acudido esta mañana a los juzgados de incapacidades, en la calle Ventura Rodríguez de Madrid, para justificar ante el juez que está completamente enamorado. Allí permanecía más de una hora, sin hacer declaraciones a su salida, ante la masiva presencia mediática, mientras sus hijos, que no se fían de las intenciones de la novia costarricense de su padre, testificaban ante la jueza, que verá si admite a trámite, la incapacidad del astro del balón. Gina también tuvo que presentarse en los juzgados para contar su versión, si bien el juez no ha permitido que se sentaran juntos durante la audiencia.

Durante la vista, una de las hijas de Di Stefano ha asegurado que su padre "está flojito pero bien".

Los hijos están preocupados porque Gina puede hacerse con el abultado patrimonio de su padre, que asciende a un chalé en la colonia El Viso de Madrid, que está alquilado a un colegio inglés; un piso de casi 500 metros en la calle Pedro Muguruza; dos locales comerciales cerca del estadio Santiago Bernabéu –donde Sara Freites, la difunta mujer del argentino, tuvo un local de belleza–, y varias plazas de garaje y negocios en Valencia.