¿La familia que discute unida, permanece unida? Parece que en el caso de los Matamoros así es, pues después de toda la tensión acumulada en el último año, Kiko y Diego, el miembro más reticente a una reconciliación, parece que desean aclarar las cosas.
Sin que estemos en Navidad, se ha obrado un milagro de esos que dan para una película del sábado por la tarde. El entrenador personal confirmó en el programa de radio ‘Morning Glory’ que está abierto a “un entendimiento”, “verlo y saludarlo”, argumentaba. Eso ya es más de lo que han hecho en el último año en el que los puñales han volado.
Ya en ‘Sálvame’, Kiko se quedó muy satisfecho con lo que le había oído decir al joven, “prefiero escucharle en este tono”, aunque todavía cree que hay mucho en lo que trabajar para que toda la familia pueda sentarse los domingos a comer una paella en casa. “No es un tema que vayamos a resolver esta tarde. Hay un proverbio judío que dice que con determinadas acciones se puede ir muy lejos, pero luego es muy difícil regresar”. ¡Qué reflexivo nuestro Kiko!
Nosotros le soltamos otro: poquito a poquito se hace el caminito. Hoy es saludarse, pero mañana puede ser ir de compras al centro comercial con Makoke. Solo tienen que dejar que el tiempo fluya.
Aún así, Diego, en estas palabras de acercamiento, ha vuelto a poner de relieve lo que más le duele del comportamiento de su padre. Según el hermano de Laura Matamoros, su padre no ha visto a su hija desde que esta nació. Está convencido que eso “le pasará factura”, “siempre ha tenido esa oportunidad para poder disfrutarla y no lo ha hecho nunca”. Por su parte, Kiko prefiere no hablar de este tema que involucra a una menor y tira balones fuera.
Tranquilo, Kiko, estamos convencidos de que llegará el día en que te veremos llevar a tu nieta a una piscina de bolas y volver a disfrutar como un niño. Hacednos caso, poquito a poquito….