Mirando hacia atrás con cariño, sin rencor ni pizca de añoranza, la entrañable Karina disfruta de la vida a sus 66 años cargada de ilusiones.

A punto de embarcar en un crucero temático muy especial en el que cantará junto a Micky y Elsa Baeza, la cantante nos confiesa, en Barcelona, a orillas del Mediterráneo, que disfruta de uno de sus mejores momentos.

Se siente en plena forma,  y, sin un hombre a su lado –“hace 14 años que vivo sola”, nos cuenta– dedica todo su tiempo a su familia, sus hijas, Azahara y Rocío, y su nieto, Iker, de tres años, que es su pasión. Se la ve feliz y con la eterna sonrisa que siempre la acompaña avanza en LECTURAS que planea decir adiós, –“hasta siempre”, puntualiza ella– profesionalmente.

 ¿Te retiras de la canción?
 - Sí, me gustaría retirarme bien, como me ves ahora, con vitalidad, con alegría... Por eso planeo una despedida muy bonita, un poco ambiciosa pero que espero que salga. En el 2014, el año que viene, me gustaría hacer una serie de recitales en teatros repasando mi biografía a través de mis canciones. Sería mi despedida, una manera de decir gracias y hasta siempre.

Hace un tiempo, no mucho, se habló de que las cosas no te iban bien. Se dijo que estabas arruinada, pero si piensas en retirarte es que hoy todo marcha bien.
 - Karina no es nadie especial. A mí me pasa como a cualquier hijo de vecino. He pasado etapas buenas, etapas regulares, etapas malas... Ha habido de todo. Ya tengo 66 años, empecé a cantar con 16 y en un abanico de años tan amplio ocurren muchas cosas. En la vida artística hay muchos altibajos, no tenemos una vida estable, no tenemos una nómina, somos autónomos. Somos como las olas, que van y vienen. Ahora me siento bien y trato de sacar lo mejor de la vida.

¿Eres una mujer optimista?
  -Sí, soy muy optimista. Lo bonito de caerse es levantarse y hacerlo con ilusión. La vida es un regalo y desde que soy abuela aún lo creo más. Es fascinante ver como mi nieto, Iker, que tiene tres añitos, va descubriéndolo todo. Me encanta jugar con él, me da mucha energía. Jugamos a futbol, yo me pongo de portera y me cuela goles por todas partes (risas).

Estás a punto de embarcar en un crucero, ¿te arrepientes de haber dejado zarpar algún barco en tu vida?
 - Posiblemente. Tuve varias oportunidades de quedarme a vivir en América y dejé pasar ese barco. Estaba embarazada de mi primera hija y vivía en Los Ángeles, pero sentí morriña y quise volver a España para estar con mi madre. Si mi hija hubiera nacido allí quizás nos habríamos quedado en Estados Unidos. Y quién sabe. Pero elegí y no me arrepiento.

Barcos del amor sí cogiste, y más de uno. ¿Satisfecha?
 - Me he casado dos veces legalmente y dos de mentirijilla y las he disfrutado todas. He sido una mujer muy amada y he amado mucho. Ahora no tengo pareja, pero me llevo muy bien con mis ex, con los padres de mis hijas. Trato de no sentir odio ni rencor por cosas pasadas. Todo eso afea y yo no quiero ser una abuelita fea. Quiero ser linda (risas).

Ahora se te ve estupenda.
 -Sí, me siento fantástica. Siempre me he cuidado, nunca he fumado y no he sido de trasnochar. Me levanto temprano y me gusta andar e ir en bicicleta. Ahora tengo ganas de disfrutar en el crucero, bañarme en la piscina y hacer de ‘guiri’. Y el último día, en el espectáculo, cantar ‘El baúl’, ‘Las flechas del amor’... Esas canciones que la gente que embarcará ponía en sus guateques.