Juan Carlos y Sofía presiden el funeral de la duquesa de Alba

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La familia Alba se despedía en Madrid con numerosos gestos de cariño, calidez y unión de la matriarca, de Cayetana Fitz James-Stuart, XVIII Duquesa de Alba y grande de España, una mujer “irrepetible”, como la calificaron muchos de los familiares y amigos que acudieron hoy a la Misa Funeral por su alma en la Basílica de San Francisco El Grande, unos oficios que presidieron los Reyes Juan Carlos y Sofía y a los que volvió a faltar la que fuera su amiga inseparable, Carmen Tello.

Su hijo, el joven empresario Enrique Solís, sí que no faltó a la cita aunque eso sí, llegó hasta la Real Basílica corriendo, casi perdiendo el resuello porque los Reyes acababan de entrar en el templo. Eran las ocho de la tarde cuando, paralizando el tráfico, con no pocos problemas para la policía antidisturbios por los cambios en la circulación y la cantidad de personas que se agolpaban en las verjas de la Iglesia entre cámaras, periodistas, fueras de seguridad y curiosos, llegaban Juan Carlos y Sofía, puntualísimos.

Alli les esperaban Alfonso Díez, viudo de la duquesa y su hijo mayor, Carlos, heredero del ducado de Alba, quienes con largos abrigos, negro y azul respectivamente, les esperaban con el rostro sereno y recibían con una sonrisa las muestras de cariño y el pésame de los madrileños.

Eugenia se rompe en brazos de la reina

El rey Juan Carlos se apoyó en Alfonso para subir las escaleras hasta el atrio de la Basílica, mientras la reina, con un tailleur negro, lo hacía del brazo de Carlos. En la antesala al templo les recibían todos los hijos y nietos de la duquesa, y quizás fue en ese instante cuando se vivieron los momentos más emotivos de la entrada al funeral. Eugenia, que contenía a duras penas las lágrimas, se rompía en los brazos de doña Sofía, al igual que su hija Cayetana, quien no tenía consuelo y se refugiaba, tras el pésame de los Reyes, en el pecho de Alfonso Díez, que la acariciaba su pelo suelto, como antes lo hacía con su madre.

Cayetano, que ha salido recientemente del hospital tras una obstrucción intestinal provocada por el estres tras la muerte de su madre el pasado 20 de noviembre, se sujetaba entre sus hijos, Amina y Luis; Alfonso, en su hijo Fernando y Jacobo, en su mujer Inka Martí, mientras los hijos de éste, Brianda y Jacobo Fitz James, sujetaban a su tío Fernando. Era la imagen de una familia unida ante el dolor. De hecho, así llegaron al templo, todos juntos, excepto el primogénito de Carlos Martínez de Irujo que lo haría acompañando a su madre, Matilde Solis.

Los novios y no las ex

La nadadora Melani Costa, desmintiendo quizás así los rumores de ruptura con Cayetano, también acudió a despedir a la duquesa de Alba, no así su ex y madre de sus hijos, Genoveva Casanova, ni tampoco Eugenia Martínez de Castro, ex mujer de Jacobo como tampoco, tal y como adelantó Lecturas en una entrevista con Lourdes Montes actual esposa del torero, Fran Rivera, ex marido de Eugenia.

Sin embargo, desde que se abrieron las puertas de la Basílica, muchos fueron los que quisieron estar presentes en este adiós madrileño a la Duquesa. Aristócratas como Carlos Falcó, Marqués de Griñón acompañado de sus hijos Sandra y Duarte; Gonzalo de la Cierva, con su mujer Patricia Omedilla, duques de Terranova; Cristina de Borbón, duquesa de Parma; Fernando Falcó, Marqués de Cubas; o Javier Fitz James Sutart Soto con María Chavarri así como también Jaime de Marichalar y Simoneta Gómez Acebo.

Pero también gente del mundo de la cultura, empresarios, de la farándula, del torero e incluso de la política como el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, el presidente del Senado Pío García Escudero o el diputado Adolfo Suárez Illana, hijo del ex presidente fallecido Adolfo Suárez.

"Una cosa irrepetible"

“Fue una cosa irrepetible”, señaló el torero Jaime Ostos quien acompañado de su mujer, la doctora Mari Ángeles Grajal, recordaba los 58 años que ambos, matador de toros y duquesa eran amigos, “amaba el cante, el baile, los toros, la vida”. Y “comer bien”, recordó Lucio, el hostelero madrileño, para quien la aristócrata era “alguien de la familia”.

Raphael y Natalia Figueroa, Isabel Preysler junto a su hija Tamara Falcó, ambas con traje pantalón; Manuel Colonques, dueño de Porcelanosa; Naty Abascal, con abrigo de piel; Rosauro Varó; Carolina Herrera hija; Paloma Segrelles; Massiel; Pepe Barroso; el matrimonio Tous; David Meca, o los nietos de Francisco Franco, Jaime y Francis Martínez Bordiú fueron algunos de los asistentes al funeral que también contó, aún no oficiando la homilía como ya hiciera en Sevilla, el Cardenal Amigo

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