Ya lo dijo a su salida, “son seis días, que parecen muchos, pero se pasan muy rápido”. Y así ha sido, pues el lunes 2 de marzo, a las 10:30 de la mañana, el torero regresaba a la cárcel de Zuera, en Zaragoza, donde se encuentra cumpliendo condena. Llegaba igual que se fue, acompañado de su pareja, Ana María Aldón.

 

El torero ha pasado esta semana junto a los suyos, “he hecho muchas cosas de trabajo, he estado con mi pequeño, con mi mujer, con mis hermanos y con mis hijos”. También contó cómo ha pasado el tiempo con sus tres hijos. “He ido al centro donde está José Fernando, donde le incentivan a que haga deporte, porque está un poquito grueso”. “Gloria está estudiando diseño, vamos a ver si se hace una buena diseñadora” dijo orgulloso.

 

También tuvo palabras para el más pequeño de los tres, José María, de tan solo dos años, “es muy listo y lo habla todo”, dijo del niño. Al hablar de su hijo pequeño, a Ortega Cano se le caía la baba, y es que sin duda estos seis días se le han hecho cortos para estar con él. Reconocía que desprenderse del niño ha sido lo que más le ha costado de volver a Zuera. “Me decía que no quería que viniera al cole”, y es que José María todavía es muy pequeño para entender la situación de su progenitor.

 

Sobre el tercer grado el diestro dijo estar “tranquilo” porque “el cuerpo de adapta a todas las circunstancias” hasta el punto que ha tomado “la celda como si fuera mi casa”. A pesar de sus palabras y de la relativa comodidad de la prisión, donde ya tiene “amigos” y la gente le “respeta”, Ortega explicaba que durante estos días ha llorado “un poquito”, pues sin duda ha habido mucha emoción. Comentó también que todavía no tiene fecha de boda con Ana María Aldón, y entre risas respondió que es el “aire fino” y el “deporte” lo que le hace estar tan joven.

 

Ana María salía de la prisión sobre las 11 de la mañana, y lo hacía visiblemente emocionada, tanto que incluso se le han saltado las lágrimas. Y es que reconocía que lo que más le cuesta es que el niño le pregunta por su padre. Esta ha sido una despedida más dura que la anterior pues aunque a la salida del diestro se rumoreaba que este mismo lunes se le podría conceder el tercer grado finalmente no ha sido así.

 

A pesar del disgusto la empresaria afirmaba que Ortega es “una persona muy fuerte y se sobrepone a todo con una fuerza tremenda”. Una confianza que, unidas a la proximidad de una semilibertad y unos planes de boda que, sin duda, harán que esta separación sea más llevadera.