No pudo ser. 'MasterChef' no se llevó el premio al mejor programa de entretenimiento de la Academia de la Televisión, pero sí que en dos ediciones Jordi Cruz, el joven cocinero catalán que juzga cada semana los platos de los concursantes, ya no es solo un enfant terrible de las cocinas que dio la vuelta al mundo cuando consiguió con tan sólo 26 años su primera estrella Michelín, es que también es un fenómeno de masas que empapela las carpetas de miles de jovencitas que suspiran por él. El afirma que su vida no ha cambiado para nada, que sigue preocupando de los importante, Su Casa, su restaurante, y que el programa le sirva para dar a conocer y dignificar su profesión, un gremio que perdió hace tan solo unos días a uno de sus también más conocidos integrantes y más mediáticos, Darío Barrio.

Tu primer programa y tu primera candidatura...

Cuando se hace algo con cariño, le pones devoción y lo haces creyendo en que es bueno, y además dignificas algo que quieres, puede que no ganes un premio o que no o funcione, pero sí que es verdad, que depositas todas las fuerzas del mundo en ello.

¿Qué te da 'MasterChef' que no te da la cocina?

'MasterChef 'me da la posibilidad de explicar mi oficio. Si con ello logro entretener, tanto mejor. Pero mi vida es la cocina, no la tele.

Algo te habrá cambiado tanta televisión, ¿o no?

No hay cambio. Mi día a día es lo que más importancia tiene, y en mi día a día está la gestión de mi casa, de mi restaurante. 'MasterChef' son mis vacaciones que las he transformado en eso, en grabar el programa y en pasarlo pipa con un equipo que ya es un grupo de amigos para hacer un programazo.

Este fin de semana, perdimos a Darío Barrio…

Sí, perdí a un amigo.

¿Lo conocías bien, entonces?

Este mundo es muy chiquitín y con Darío era muy fácil llevarse bien. Era un tío con una sonrisa limpia y muy amigo de sus amigos. Era un tío con una única intención en su vida: pasárselo bien, vivir la vida a tope… Y la ha vivido tan a tope, tan a tope que, mira, al final ha pasado lo que ha pasado. Todos le recordaremos como lo que era: un gran cocinero y un tío genial.

¿Estarás a su funeral?

Si puedo, por supuesto que sí.

¿Qué te quedas de él?

Hace unos años, como en todo, en la cocina también hubo polémicas cuando la cocina es un oficio que todos, a nuestra manera, engrandecemos. Recuerdo que Darío no entró en aquella historia. El sólo quería disfrutar. Disfrutar de la vida. De la cocina. Crecer como cocinero y hacer muy bien las cosas.