Dicen que después de la tormenta siempre (o casi siempre) llega la calma, y la vida le ha demostrado a Antonio Banderas que el dicho, muchas veces, es real. El actor empezó el año con muy mal pie después de sufrir un infarto el 26 de enero y de la despedida de su primer gran amor, Celia Trujillo, fallecida pocos días después. Además, en este 2017 Antonio ha vivido también una desilusión profesional al ver morir el proyecto cultural que quería inaugurar en Málaga.

Sin embargo, el paso de los días le ha ido fortaleciendo y, a día de hoy, son más las buenas que las malas noticias, por lo que parece que el bache ha quedado ya atrás. Ilusionado con su pareja, Nicole Kimpel, con una película recién estrenada y un nuevo trabajo en mente, Antonio Banderas acudió al festival de cine de Deauville con una imagen mucho más rejuvenecida y un aura de felicidad que meses atrás había dejado de acompañarle.

El actor, que acudió al festival a presentar su último trabajo, "The Music of Silence", se convirtió en el centro de atención con un look muy informal y desenfadado, sin barba y con un corte de pelo que le daba un aspecto de lo más juvenil. De su nueva apariencia, sumada a las miradas de adolescente ilusionado que dedicaba a su pareja, se irradia la felicidad que siente Banderas tras superar la que, muy posiblemente, haya sido una de las peores rachas de su vida.