La llegada de Jimena y Alba a la vida de Kiko Hernández supuso uno de los mayores cambios de su vida. Las niñas vinieron al mundo dos meses antes de lo previsto, llenando a Kiko de preocupaciones, como sucedería con cualquier padre cuando su hijo es prematuro.

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Una vez que estuvieron fuera de peligro, Kiko y sus dos hijas comenzaron una nueva vida en familia. Centrado en su labor de padre, no cabe duda de que este nuevo papel le ha cambiado también por dentro, pues en los últimos tiempos hemos notado cómo el colaborador ha cambiado su carácter y es más dulce que nunca.

El último ejemplo lo encontramos en su actitud con Encarna, madre de Patricia Ledesma, quien ha asegurado que Kiko nunca se llegó a enamorar de su hija cuando ambos participaban en ‘Gran Hermano’, sino que solo se acercó a ella como parte de una estrategia.

Lejos de enfadarse o entrar al trapo, Hernández demostró una actitud muy madura, evitando así un enfrentamiento. “Estoy en otra etapa de mi vida en la que soy muy feliz y espero que tú también lo seas. Te deseo feliz Navidad, que lo pases muy bien y que veas las uvas con nosotros, con 'Sálvame”, optó por contestarle.

Sin duda, un nuevo Kiko al que ya conocimos este verano, cuando decidía recuperar su amistad, algo a priori imposible, con Lydia Lozano. “He reencontrado a una amiga del pasado”, contaba el colaborador de ‘Sálvame’ después de que su compañera conociera a sus hijas. “Lydia ya ha entrado en mi casa y, por decirlo de algún modo, ya ha entrado en mi vida. Espero que este sea el fin de estos años que hemos tenido malos y que sepamos reconducir otra vez ese cariño que nos hemos tenido”, contaba Kiko.

Dos ejemplos llenos de emotividad que no son los únicos y es que, tras muchos años siendo uno de los colaboradores más cañeros del programa de Telecinco, parece que el madrileño ha encontrado el mejor motivo para perdonar a los que están cerca de él.