Después de la tormenta, llega la calma. ¡Hay que hacerle caso siempre al refranero! El reencuentro entre Kiko y Gloria Camila, después de la expulsión de la superviviente, prometía ser toda una explosión de sentimientos. Aunque, claro, contando con los antecedentes de la pareja, tampoco era de extrañar que comenzasen con mal pie. Menos mal que, al final, todo parece haberse arreglado bien...

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Gloria Camila

La pareja más romántica y polémica de la isla no empezó la noche de la mejor forma posible. A Gloria Camila, evidentemente, no le hizo ninguna gracia que su novio estuviese en un espacio tan pequeño como la casa del árbol con Oriana y no pensaba disimular el enfado. Claro que tampoco sabía que la extronista no había podido aguantar la presión -¡por segunda vez!- y había terminado marchándose. Con Oriana, nunca se sabe. Eso sí, ya se encargó Kiko de calmar todos los malos humos.

El tronista quiso continuar con su plan y se armó de valor para hacerle LA pregunta a Gloria Camila. “La otra noche tuve un sueño”, se arrancó a lo Martin Luther King. “¿Y sabes lo que soñé? Que te veía vestida de blanco y cogida del brazo de tu padre”. La hija de Ortega Cano, más nerviosa que menos, no podía creer lo que escuchaban sus oídos. De hecho, solo respondía con sonidos y grititos. “Y ese sueño no sé si se puede hacer realidad...”, continuaba un Kiko muy seguro de sí mismo.

Ante la atónita mirada de su novia, el supervivientes hincó la rodilla en el suelo, sacó el anillo que había estado manufacturando y formuló la pregunta: “¿Quieres casarte conmigo?”. Gloria, con la boca seca como el esparto, le respondí un emocionado “¡ay, qué sí quiero!” y se fundieron en un abrazo. ¡Cuánto amor! ¡Qué emoción! Se nos saltan las lagrimitas, lo reconocemos. Menos mal que Kiko siempre tiene un chascarrillo para arruinarlo todo. “No es un pedrusco, pero así me ha salido más barato”. No, hombre, no.

Lástima que la pareja no pudo celebrar la pedida como hubiese querido, ya que Gloria tan solo podía estar cinco minutos con Kiko. Se abrazaron, Sandra les dio la enhorabuena y poco más. Ay, ¡qué nos vamos de bodorrio! Ortega Cano ya puede ir preparando el traje, que le va a tocar llevar a su hija hasta el altar. Esa imagen sí que no nos la perdemos por nada en el mundo.