Ha tenido que pasar un año y medio para que Alba Carrillo decidiera retomar su profesión como modelo. El pasado jueves, la madrileña volvió a desfilar y lo hacía para el diseñador de moda andaluza Pöl Núñez, que tenía lugar en la Pasarela Flamenca de Jerez. Una cita de lo más esperada, pues desde que decidiera cerrar su cuenta de Instagram la rubia había estado desaparecida.
Con una sonrisa en los labios, Carrillo demostró que en este tiempo no ha perdido cualidades y que sigue siendo una de las mejores top del país. De todas formas, aunque se mostró de lo más cómoda y suelta sobre la pasarela, no fue así ante los medios, ya que durante el photocall tan solo salió de sus labios un escueto “bien, bien”, ante la pregunta de cómo estaba.
Este peculiar mutismo contrasta con la verborrea a la que nos tenía acostumbrados. Cada una de sus apariciones eran muy esperadas, pues nunca se sabía con qué frase iba a sorprender. El porqué de este cambio en su forma de ser lo encontramos en su nueva rutina y en que recientemente ha comenzado a dar unas clases de meditación que le han venido muy bien a la hora de controlar sus impulsos lingüísticos.
Los consejos de su abogada y amiga, Teresa Bueyes, también han surgido efecto. Ahora que controla su lengua, Alba parece estar mucho más centrada en su batalla judicial contra Feliciano López y en conseguir el “divorcio exprés” que Bueyes solicitará el próximo lunes. Una petición en la que no pedirá ningún tipo de pensión pero sí la anulación de la separación de bienes, algo que ya lleva tiempo reclamando.
De concederse, la modelo y el tenista no tendrían que volver a enfrentarse en el juzgado y cada uno podría retomar su vida por separado, Feliciano centrado en la raqueta y Alba subida en la pasarela.