Pónganse en situación. Un buen día aparece en su puerta un hombre fornido, con brazos torneados, piernas fuertes, unos abdominales que se le marcan por encima de la camiseta, sonrisa encantadora y el aspecto más saludable que han podido ver en su vida y les dice que va a ser su entrenador personal. Ese hombre les ayudará a sentirse bien, a ponerse en forma y les acompañará diariamente en sus entrenamientos. Le contarán sus problemas, les escuchará pacientemente -no olviden que le están pagando- y se convertirá en uno de sus más íntimos amigos. ¿Cómo no van a caer rendidas a sus pies? Los entrenadores personales juegan con ventaja. Tienen un físico de los que no se consiguen haciendo dieta, ganan intimidad en la primera cita y son todo amabilidad y sonrisas. Así no es de extrañar que muchos famosos hayan terminado cayendo en sus brazos.

El último en unirse al club de enamorados de sus entrenadores personales ha sido el actor Álex González. La semana pasada descubríamos en Lecturas que el sex symbol de 'El Príncipe' -bueno, uno de ellos, que Rubén Cortada no se queda corto- ha empezado una relación con Amaya Méndez, la encargada de poner a punto el escultural cuerpo del actor. Tanto roce, tanto entrenamiento, pues hace el cariño. Méndez puede presumir de haber entrenado con Rosa López, con la ex Miss España Verónica Hildalgo o con la presentadora Sonia Ferrer, pero, claro, entonces llegó Álex, con su sonrisa y su arrollador carisma, y quedó encantada. ¿Les veremos corriendo juntos por el parque? ¿Practicando algún deporte de riesgo? ¿Casándose en la cumbre de algún montaña? ¡Qué bien nos vendría alguien así cuando se estropea el ascensor y nos toca subir la compra a pulso hasta casa!

Muchas han sido ya las celebrities que se han dejado seducir por sus entrenadores. Desde la princesa Victoria de Suecia, cuyo romance con Daniel Westling escandalizó a toda la opinión pública, a Terelu Campos, que entre pesa y pesa se enamoró de su entrenador, José Valenciano, pasando por Madonna, que fue una de las pioneras en esto de enamorarse de los instructores deportivos -¿de qué no habrá sido pionera la reina del pop?-. Puede que esto nos suena a sueño a los simples mortales que no tenemos presupuesto para tener un entrenador que acude a casa a ponernos en forma, pero la realidad existe y está más cerca de lo que pensamos. Ustedes, por si acaso, vayan poniéndose en forma por lo que pueda pasar.