Quizás sin él, Audrey Hepburn no habría trascendido la barrera de artista a la de icono. Cierto que la magia, el encanto y el talento para la actuación eran cosa de la mujer más copiada de la historia, pero sin Hubert de Givenchy nada habría sido lo mismo. O, al menos, el cruasán a primera hora frente a Tifanny’s no habría sabido del mismo modo…

El sábado 10, a los 91 años, se iba el último gran nombre de la moda francesa. Fabricante de sueños hechos en satén, seda o raso, su nombre, al igual que el de otros tantos como Coco Chanel, Christian Dior o nuestro Cristobal Balenciaga ya forma parte del Olimpo de la costura. Su mérito, tal y como describió en su día su amiguísima Audrey, no residía en la maestría con la que diseñaba o cosía, lo importante era lo que conseguía a través de sus prendas, “él es mucho más que en costurero, él es un creador de personalidad”, y afirmaba que solo con sus piezas se sentía realmente ella.

Fallece Hubert de Givenchy, responsable de los looks más memorables de Audrey Hepburn

Así rezaba el comunicado de su defunción: “Monsieur De Givenchy se apagó mientras dormía el sábado 10 de marzo de 2018. Sus sobrinos y sobrinas comparten su dolor. Las exequias se celebrarán en la más estricta intimidad”. En la misma nota, un detalle que vuelve a remarcar la enorme conexión que tuvo toda su vida con su grandísima amiga de ‘Sabrina’. “En lugar de flores, el fallecido habría deseado que ese dinero se destinase a una donación a Unicef”, organización a la que vivió entregada Hepburn los últimos años de su vida.

A él se le atribuye el vestuario que Audrey lució en importantes producciones como 'Sabrina0, que era un verdadero despliegue de estilismos ‘haute couture’, ‘Funny Face’, ‘Cómo robar un millón’ o el vestidito negro de ‘Desayuno con diamantes’ con el que todos quisimos abrazar muy fuerte a esa Holly Golightly tan perdida entre malas decisiones y días rojos.

Quizás su firma de alta costura no tuvo un hueco en nuestros modestos armarios, pero sí sus dictámenes. Todos abrazamos una de sus máximas: "las prendas deben adaptarse al cuerpo, jamás ser la persona quien se adapte a ellas".