Por LUIS NEMOLATO

Pese a su juventud, que aún se pasea por la treintena, Curro Velázquez ha estado detrás de éxitos del cine y la televisión como ‘Los Serrano’, ‘Los Hombres de Paco’, ‘Periodistas’, ‘Fuga de Cerebros’, 1 y 2… pero no era suficiente, tenía ganas de contar una historia. Una historia propia, con su ADN, dice él, un idea que no se adulterara en las tomas de decisiones de una gran productora, si no que él pudiera manejarla desde el principio hasta el final, al estilo de los productores americanos. Se empecinó, muy rollo quijotesco, aunque este guionista sea extremeño, y durante dos años se peleó con quien se le puso por delante para conseguirlo. Un día, la serie se granjeó el espaldarazo y en su estreno llegó a un 27% convirtiéndose así en el gran éxito de la temporada y casi casi en un clásico del humor mediterráneo como ‘Verano Azul’. Él es el creador, con toda la amplitud del término de ‘Chiringuito de Pepe’, el último gran punch de Telecinco con un reparto de escándalo encabezado por Santi Millán, que en opinión de Vázquez muestra “las dos Españas”, al menos, desde el punto de vista gastronómico. La serie volverá en septiembre y aunque ahora pudiera gozar ahora del descanso del guerrero, qué va. Curro haciendo honor a su nombre quiere dar el salto a la dirección. ¿Con qué? Con una película sobre la 'Champions Clerum', una liga de fútbol de curas.

Te empeñaste tanto porque sabías que iba a ser un éxito…

Un éxito así nunca se espera. Siempre se cree en que va a ir bien, que va a gustar… Yo manejaba la comedia y la ternura y esa mezcla era mi apuesta y pensaba que podía funcionar, claro. Después, la serie tiene un casting muy potente… O sea, que tenía ingredientes para enganchar al público. Pero de ahí a hacer un 25 o un 27% de share, eso nadie se lo espera. Estoy encantado y feliz, y que siga así por mucho tiempo.

‘Chiringuito’ era una apuesta tuya y personal

He estado durante 12 o 13 años en Globomedia, me he criado allí, pero hay un momento en que te gustaría, aún estando muy bien, hacer algo quizás más pequeño, quizás más personal, de autor, digámoslo así, que coincida más con la forma en que concibo yo mi historia, es decir que tenga mi ADN y que sobre ella opine yo y la cadena. Que yo entré en Globo con una prueba para ‘Periodistas’ con 24 y he cumplido 39, que no tengo familia de cineastas ni nada, pero mi motivación era esa, probar yo. Por eso la acogida de ‘Chiringuito’ ha sido un motivo de alegría doble, porque funciona y porque lleva mi sello. Es mi apuesta, lo que yo quería contar y eso le ha gustado a la gente.

Como los productores ejecutivos americanos.

Los ‘show runners’. Esa figura hay que reivindicarla, fomentarla y protegerla. Son los creadores de la serie y los productores ejecutivos. Nadie mejor que ellos porque son quienes tienen la visión completa del producto. No sólo escribiendo, sino de la luz, de los actores. Esa parte es la que yo defiendo. En España había que hacer más y apoyar más. ¿Como es eso de “demasiados cocineros estropean un caldo”? Si hay alguien que tiene una idea clara de lo que hay que hacer, vamos a apostar por esa idea y vamos a darle las herramientas y dejarle el camino libre para que la desarrolle. Aquí, a veces, eso no ocurre. Al revés. Algo funciona no 'gracias a' sino 'a pesar de'.

Pero te saliste con la tuya.

Ahora, claro, lo ves, y tienes un 25% de share, pero cuando estás negociando no tienes eso y tienes que defender tu palabra frente a la de todos…

¿Cuándo ideaste ‘Chiringuito’ tenías la historia completa? ¿Los 13 capítulos en la cabeza?

Nos encargaron ocho en un principio y yo tenía unas líneas un poco generales de cómo tenía que ser el triángulo entre los protagonistas. Cómo debía de ser la relación entre Bonilla y Millán, por ejemplo. Cómo iban a funcionar y a dónde iban a ir a parar pero tenía que dejar abiertas un poco las tramas porque a mí me gusta escribir siempre a favor de los actores. Si de repente veo que hay una química especial entre Santi Millán y Dafne Fernández digo: ¡eso lo exploto!. Cambio lo que tenga que cambiar y hago que eso funcione. De hecho así ha sido. Cambiamos cosas sobre la marcha. Fue un momento de revolución y me fui a casa diciendo: “A ver si no me he equivocado…”. Pero a ver, si no hay riesgo, no hay gloria. Y las cosas que tienen que estar vivas.

Y la trama entorno a una cocina… ¿hace dos años la cocina no estaba tan de moda?

Todo lo que ha venido después ha venido para bien. Ha sumado. En el momento en que surgió ‘Chiringuito’ no había programas como ahora. Ni ‘Masterchef’, ni ‘Pesadilla en la cocina’… Estaba la versión americana de Pesadilla… La de Gordon Rampsey, que esa la vi y se convirtió en un referente. Las broncas que echaba ese tío… Sergi Roca (Santi Millán) no llega a ser tanto…

Sergi Roca… Nombre y apellido de dos sancto santorum de la alta cocina catalana…

Es que a mi me gusta mucho la cocina. Los cocineros me interesan mucho y me fascina todo el proceso creativo que tienen estos artistas. Los grandes son todos unos cracks. Recuerdo que cuando escribía echaba un ojo a un libro, que es un tocho, que se llama 'Un día en El Bulli' y es fascinante. Lo apuntaban todo, lo probaban, investigaban, un i+d de la leche…

En el Chiringuito hay eso y…

Esa es una de las claves de que funcione. Están las dos Españas (risas), en términos culinarios. Y te hace tomar posición o estar con los dos. Te puedes comer un espeto en la playa, que los espetos están ahí porque yo iba de vacaciones a Málaga, y también puedes disfrutar de un restaurante como el de Sergi Roca. Que un plato combinado es un gran invento y un espeto bien hecho es una delicia, pero a mí me ha hecho mucha gracia ver como la gente en Twitter apostaba por un tipo de cocina. Escribían hastag tipo #yosoydepepe #yosoydesergi y mandaban fotos de los que estaban cenando en casa. Y pensé: por ahí es por dónde quería ir.

La idea caló.

Exacto. Al final, las cosas más sencillas y los planteamientos más simples son los que funcionan. La oposición entre una estrella Michelin y un fritanga funciona y que encima sean padre e hijo, funciona… El público es muy inteligente, muy listo, sabe lo que le estás ofreciendo y ellos deciden jugar o no.

¿Y los actores?

Yo tenía a dos claros. Es decir, escribí la serie pensando en Bonilla y en el Langui. Esa pareja de padre e hijo era fundamental. Sin ellos, creo que no habría podido hacer la serie. Luego, he tenido la suerte de contar con Eva Leyra y Yolanda Serrano, que son dos directoras de casting número uno, que han conseguido a todos los demás. Y Blanca Portillo que ha sido la guinda.

Te la crees como capitana de barco. Es todo muy de verdad.

Mi estilo es ese: mezclar comedia, ternura, que haya verdad. Hay otros géneros de comedia más loca que respeto y me gusta, pero yo prefiero que te puedas estar riendo porque debajo de una freidora encuentren una revista con la separación de Julio Iglesias en el 83 y diez minutos después que estés a punto de llorar porque crees que uno de los personajes ha muerto.

Peñíscola es otro personaje más.

Hemos tenido el apoyo de la ciudad al 100%.

Recuerda a la Nerja de ‘Verano Azul’, también por el humor blanco.

Es verdad que ya me lo han dicho. Fíjate que nunca tuve la serie en al cabeza, pero, claro, yo he crecido viéndola y fue un éxito, así que comparen 'Chiringuito' con ella es fantástico. Y en cuanto a lo de blanco… Yo quería que fuera una serie no familiar que suena a Foro de la Familia, quería que gustara a todo el mundo, a mi sobrina de 12 años y mi madre de setenta… Pero tampoco es que haya sido un laboratorio de ideas, que se ha dicho. La fórmula no existe. Yo pienso en cada cosa, en mezclar, en risa, en llanto…

Como la vida.

Claro, piensas en qué pasa por alguien cuando es padre y no conoce a su hijo, ¿no? ¿qué puede pasar?

Cuando uno escribe su primera novela siempre se le pregunta por qué hay de autobiográfico en ella, ¿en 'Chiringuito' hay algo así?

Tiene que ver con mi forma de ser, con mis referencias, claro. Hay detalles como el espeto que son míos, porque desde los 5 años yo veraneo –que me encanta la palabra- en Málaga y quería que eso saliera aunque fuera en Peñíscola y haya tenido que pedir perdón por la licencia… No tiene tanto de autobiográfico como sí de mi manera de entender la ficción y las relaciones humanaos. La familia, la amistad, los amores imposibles…

¿El chiringuito existe?

Qué va. Es un decorado. Se monta la fachada cuando se graban exteriores y luego se desmonta. Me cuentan que va gente a Peñíscola buscándolo. Ya les he dicho: poned un trozo, más pequeño, con el nombre, en plan photocall y que la gente se haga sus fotos.

Como con el barco de Chanquete en Nerja.

Claro. Con el barco de Mariana se podría hacer que está en el puerto.

Y ahora qué.

Me gustaría hacer algo en Extremadura.

Tendrás ofertas después de este éxito.

Sí, sí. El guión de una película. También he hecho el de otra serie, hay que preparar a ver qué ocurre con 'Chiringuito'. No paro.

¿Una peli?

Los productores no sé si me van a matar pero te lo cuento. Leyendo un artículo, descubrí que existe una liga de monjes y curas que se llama la 'Champions Clerum', en la que juegan curas de toda Europa y que la final es en Roma delante del Papa. Y que pasan cosas tan graciosas como que los jugadores van vestidos de futbolista, no con alzacuellos, y se saludan unos a otros diciendo: “Ave María Purísima”. Me pareció tan divertido que ahí ví una película. Así que la peli es eso, un monasterio perdido en España, anclado en un tiempo pasado que, pasa salvarlo de la ruina, los monjes deciden presentarse a la Champions. ¿Qué te parece? Creo que puede ser mi salto a la dirección.

Que lo tienes que rodar en tu tierra.

Es verdad. Tengo que hacerlo allí.