A este paso, dentro de poco la noticia será que Justin Bieber no ha hecho nada, pero nada de nada, durante un día. La noticia podría ser esta: Justin Bieber se levantó a las 8 de la mañana, se tomó su café con tostadas mientras le echaba de comer a los periquitos. El café estaba en su punto, ni demasiado caliente ni frío, las tostadas ni muy quemadas ni secas, los periquitos también muy bien. A eso de las 11, Justin se dirigió al estudio de grabación para ultimar los detalles de su último disco. Tenía gasolina en el coche. Compró donuts por el camino. Charló con su productor y los músicos. Ninguna persona ni mobiliario urbano resultaron dañados durante la jornada de hoy. Breaking news. Notición.

De momento, sin embargo, que Justin Bieber la líe en algún punto del globo terráqueo sigue siendo noticia. Después de sembrar el caos en Madrid, de tener a Andreíta desde las 7 de la mañana buscándolo por las calles de la ciudad, de dejar plantados a los40 en pleno programa y de cancelar un concierto en Oslo al poco de empezar, Justin ha añadido una muesca a su mapamundi de liadas. La última parada: Cannes, Francia.

Allí, en la terraza de un restaurante, un espontáneo grabó al ídolo de Andrea Janeiro en otro de sus arranques iracundos tirando una silla al suelo. Este chico es muy joven para tener la tensión siempre a todo gas. Que alguien se lo mire.

El vídeo ha corrido por las redes sociales en cuestión de horas y, aunque Bieber se lo ha tomado en broma queriendo quitarle hierro al asunto, ha tenido que pedir disculpas y se ha excusado en su Twitter alegando que no tiró la silla porque había muchos fans que no le dejaban comer- como se estaba diciendo- sino porque había recibido 'malas noticias'.

Demasiado tarde: sus fans ya habían creado un hashtag para reirse del asunto (#JustinHatesHisFansParty) e internet, que es un monstruo con muchas ganas de cachondeo, ya está llena de memes y bromas sobre el asunto: