Mario Vargas Llosa está que trina. ¿El motivo? Una publicación en el New York Post que comenzó siendo una crítica a su último ensayo, ‘Notes on the Death of Culture’, y acabó haciendo referencia (de manera errónea) a su relación con Isabel Preysler. ¿Qué tenía que ver un tema con otro? Nadie lo sabe. El caso es que el periodista del Post consideró de vital importancia ‘enriquecer’ su crítica con esta anécdota en la que aparecían algunos datos que no eran del todo auténticos. Imaginaréis que al Nobel no le hizo ninguna gracia ver publicadas estas palabras, por lo que no tardó en enviarles una carta de réplica que decía así:

“Al Editor.

Una crítica de mi libro ‘Notes on the Death of Culture’, publicada en el número de agosto 23 dedicado a críticas literarias, contiene información calumniosa y pérfida sobre mí.

Según esta crítica, unos días antes de la publicación de mi ensayo, anuncié mi relación con la señorita Isabel Preysler en “mi cuenta oficial de Twitter” y vendí también fotos como “exclusiva” de mi historia a la revista Hola! por 850.000 euros. Nunca he tenido una cuenta de Twitter. Nunca he vendido una foto o historia a Hola! o a ningún otro medio sobre algún asunto personal o sobre mis relaciones.

Estoy asombrado al descubrir los cotilleos que pueden aparecer en una publicación tan respetable como lo es esta”.

Ouch. El medio ha reaccionado de manera inmediata, y, además de publicar íntegra la carta que Vargas Llosa les envió, han corregido todo lo que habían dicho al respecto. Ahora se puede leer una versión actualizada, en la que continúan haciendo referencia a ‘La perla de Manila’, pero en la que no se habla ni de cuenta de Twitter, ni de exclusivas disparatadas.

Y por si os lo estáis preguntado, efectivamente el novelista jamás ha tenido cuenta en la red social del pajarito. El crítico del NYPost se dejó influir por lo publicado por una cuenta falsa del autor elaborada por el periodista Tommasso Debenedetti para probar lo fácil que era para los periodistas caer en las trampas que a veces ponen las redes sociales. Y el del Post cayó. ¡Vaya si cayó!