Gerard Depardieu está mal. El actor, que un día quiso tener nacionalidad rusa para pagar menos impuestos, acaba de reconocer en una entrevista que sufre una fuerte adicción al alcohol.

Fíjate, Gerard, que ya nos olíamos algo cuando contaste que solías liquidarte tú solo 12 botellas de vino. AL DÍA. Lo que nos extraña es que no te dieras cuenta antes… Pero como el primer paso para solucionar un problema es reconocerlo, está bastante bien que lo digas ahora.

Eso sí, aunque haya dicho en la misma entrevista que su situación es “muy triste”, no piensa acudir a terapia de grupo, en las que tantas personas se apoyan. No lo hará por un motivo concreto: “esas reuniones hacen que me den ganas de beber hasta morir”. Oye, pues tampoco queremos eso. Gerard cree que la gente que busca ayuda en asociaciones como Alcohólicos Anónimos padecen de un gran trastorno narcisista tal y como contó a William Leymergie para ‘Télématin’. Asegura que todos ellos no hacen otra cosa que hablar de ellos mismos y que lo único que buscan es tener algo de compañía. Que es la soledad la que los obliga a hacer lo que hacen. Interesante perspectiva y excusas que busca el actor de Cyrano para no encontrar solución a su problema.

Y por si esta intervención no había resultado lo suficientemente polémica (sabéis que siempre hay quien quiere más), el intérprete no se arrepiente de haber actuado como “capullo” en tantas ocasiones. Lo reconoce, tampoco le parece bien, pero no se arrepiente y, sobre todo, no promete que no vaya a volver a ocurrir.

El actor últimamente es más protagonista por sus decisiones, sus salidas de tono y sus entrevistas cargadas de frases para la historia (del humor, se entiende) que por sus películas, y eso nos da mucha pena. Nosotros, para resarcirnos de su nueva imagen vamos a ponernos ‘Matrimonio de conveniencia’.