Nadie tiene derecho a ser insultado ni a estar expuesto a críticas destructivas. Ni siquiera los famosos. Ni usando ese argumento tan manido de que, como son personajes públicos, ya saben a lo que se exponen. O incluso parapetándose en la idea de que sacan rédito de las polémicas. Con este tipo de respuestas, el que lanza el dardo queda eximido de toda responsabilidad, pero también podría recapacitar y no hacerlo. O si lo hace, que esté justificado.
Cristina Pedroche está curada de espantos. Recibe palos por todas partes pero, como se suele decir, le resbalan. Y hubo un punto de inflexión para que cambiara el chip y empezara a tomarse las críticas de otra forma. Antes leía cada comentario borde y gratuito, y ha reconocido que le generaban malestar. Sin embargo, hubo uno que fue especialmente cruel e irracional y que definitivamente la desensibilizó por completo, como ha explicado a Chance. En 2015, la presentadora de 'Dentro de' se enfrentaba a un duro drama familiar: la muerte de su abuela, a la que estaba muy unida. Por aquel entonces, aún estaba convaleciente en el hospital, y pocos días antes de fallecer recibía un mensaje en sus redes sociales con una frase tan impactante como de mal gusto: "Ojalá se muera ya la puta de tu abuela”. A partir de ese momento, cuenta que decidió no volver a dejar que ese tipo de cosas la afectaran. Lo importante era lo que estaba pasando y sintiendo en su vida personal, y tenía que dejar de perder energía en la gente que solo quería "hacerte daño".
A pesar de todo, su forma de seguir 'enfrentándose' a este problema no es deseándoles ningún mal o con indiferencia, sino desde la compasión: "Pueden estar rabiosos o insatisfechos con la vida que llevan y actúan de esta forma". Una gran conclusión, aprendida de una forma dura.