Casi 100 jefes de estado y de gobierno se dieron cita ayer en el estadio FNB de Soweto, en Johannesburgo, para despedir a Nelson Mandela.

Una ceremonia que se celebró en el Día Mundial de los Derechos Humanos y a la que asistieron 90.000 personas que quisieron rendir homenaje a esta gran figura, Premio Nobel de la Paz, que luchó pacíficamente y estuvo dispuesta a dar su vida por combatir las desigualdades sociales del Apartheid.

El líder sudáfricano fue despedido en el mismo lugar donde compareció públicamente por última vez, en la final del Mundial de Fútbol de 2010, y donde el preso político más famoso del mundo pronunció un discurso en 1990, tras estar 27 años encarcelado.