El reloj superaba las tres de la mañana cuando el Dj tomaba su sitio frente a los platos de Gabana, la discoteca madrileña que cumplía anoche su XVII aniversario. Pantalón vaquero, zapatillas azules, sudadera azul marino, joven, pero muy concentrado y serio. Dos hombres de negro le secundaban, rapados y con unos brazos del perímetro de sendos barriles de cerveza.

La imagen, más allá de la celebración de la sala, podría ser la de cualquier noche de jueves de no ser porque el Dj es hijo de un matrimonio de estrellas. Quizás tampoco este dato sea llamativo teniendo en cuenta que Kiko Rivera o Sofía Cristo se dedican a menesteres muy parecidos, pero TheConnor, que así se hace llamaba la estrella de anoche, es el retoño de Tom Cruise y Nicole Kidman. Con tan solo 18 años, este joven es un imprescindible de la música electrónica y no necesita ya de apellidos para pinchar en los clubes y fiestas más exclusivas del planeta.

“En Madrid. Hacía mucho tiempo que no venía a esta bonita ciudad”, escribía en su Twitter acompañando sus palabras con una foto de los tejados de Madrid nada más tomar su habitación en el Hotel Wellington. Su visita estaba anunciada, su Dj sesion también, pero como suele ocurrir con sus padres, Connor se entrega a su público, pero mantiene sus distancias con la prensa. Su actuación era privada. Sólo para unos elegidos y las cámaras, los focos y las preguntas estaban prohibidas dentro del recinto. Sin embargo, LECTURAS estuvo allí.

Amable, pero tímido, el hijo de Cruise y Kidman, pincha Mía, una fórmula más moderna del rap. Para su primera actuación en la capital, eligió electro y house remezclando temas de cantantes tan dispares como Withney Huston a Coldplay. Casi dos horas de sesión en las que el Dj no perdió la sonrisa, pero tampoco las formas. Concentrado, con un largo vaso de agua –no bebe ni una gota de alcohol- y los casos puestos, no perdió onda de la respuesta de su público que llenaba la pista de baile rendido por completo a su selección musical.

Paseo por Madrid y gimnasio antes de pinchar

Nada que ver ya con aquel niño que a mediados de los 90 aparecía en los brazos de sus padres en las revistas de medio mundo, Connor también ha abandonado los cortes de pelo radicales de tiempo atrás, de hecho, ayer pasó totalmente desapercibido en la capital con un polo azul y una rebeca de punto del mismo tono.

Aficionado a los coches de alta gama, no son raras sus fotos al volante de un Lamborghini de color amarillo, con los que, acelerando el motor, deja atrás a los papparazzi estadounidenses, el joven estuvo paseando a pie por una de las arterias comerciales de la ciudad, la madrileña Calle de Serrano para superar así las horas de avión, y después pasó más de una hora machacándose en el gimnasio, quién sabe si porque estaba al tanto de que le esperaban varios platos de jamón ibérico -porque no fue uno sólo- en su habitación del hotel. A las 11 de la noche hizo su prueba de sonido, siempre acompañado de sus guardaespaldas, y cuatro horas después ofrecía su concierto. “Media noche en Madrid tras una gran sesión”, escribía mientras fumaba un pitillo y retrataba un Parque de El Retiro un poco antes del amanecer.

Hoy, tras este viaje relámpago a Madrid, Connor viaja a Londres ya que se ha convertido en un imprescindible del circuito internacional de DJ, de hecho en el último Festival de Coachella –del que llegaba directo a Gabana- su nombre aparecía en letras grandes al igual que en su última película Red Down que próximamente llegará a nuestro país.