Es uno de los humoristas más grandes que ha dado nuestro país, aunque su carrera empezó cantando. A Chiquito de la Calazada lo de los chistes le vino cuando ya peinaba canas (lo de las canas es un decir, pues no asoma una en su oscura cabellera). ‘Descubierto’ por Antena 3 cuando ya atravesaba la barrera de los 60, el malagueño se convirtió en todo un fenómeno. Y a su lado, aplaudiendo cada ocurrencia y disfrutando con sus cantes y frasecillas, ahí estaba Pepita, su mujer, su amor, su vida.

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Ayer, ‘Mi casa es la tuya’ lo tuvo como auténtico protagonista y descubrimos el lado más sensible del creador del ‘chiquistaní’. Cuando hablaron de lo que supuso para él conocer a Pepita y de cómo fue perderla, al humorista se le quiebra la voz. “Para mí era todo. Luchaba conmigo”, y que estuvieron, nada menos, que 62 años juntos.

Casados en el año 50, Chiquito recuerda que ese día todo el barrio de la Victoria, en Málaga, fue a celebrar con ellos el casamiento, aunque, reconoce, solo pudo invitar a café con churros a “cinco o seis porque estaba tieso, no tenía más”. Se conocieron en Córdoba, en una actuación de él. Pepita acudió con su madre y se sentaron en la primera fila, él, desde el escenario, le dedicó una canción.

El tema de los hijos es algo que nunca le preocupó. “Si vienen vienen, si no pues no”. Fueron felices los dos siempre juntos, viajando, recorriendo el mundo y siendo el apoyo que el otro necesitaba. Pero un día, de pronto, todo se truncó. Y contando esto, a Chiquito se le hace un gran nudo en la garganta que corta de raíz su verborrea imparable. Este tema aún le hace daño. Hace 4 años que Pepita ya no está y él no ha superado, ni quiere superar su ausencia. “Estaba hablando conmigo y le dio una arritmia. Llamé a la ambulancia, pero cuando llegó al hospital, llegó muerta”. Después lanza una dolorida mirada a su entrevistador y solo acierta a decir “Ojú, Bertín”. Y el nudo pasa a nuestra garganta.