La Feria de abril está dejando muchos episodios conflictivos en el aire. Si hace pocos días era Gil Silgado, expareja de María Jesús Ruiz, el que montaba un problemón en la caseta propiedad de su hija, con intervención de la policía y detención incluidas, ahora ha sido Cayetano Martínez de Irujo quién se ha encarado con los cuerpos y fuerzas de seguridad. Con todo, en comparación, el hijo de la duquesa de Alba ha estado muy comedido. Un leve enfado que ha terminado de la mejor forma posible...
Lo que parecía un día cualquiera en la Feria de abril acabó revestido de una tensión poco habitual. Entre risas, trajes de flamenca, bailes y flores, un importante aristócrata le cogía el testigo a Gil Silgado en esto de sublevarse ante la autoridad. Aunque, claro, no llegaba a los niveles del ex de María Jesús Ruiz, que tuvo que abandonar la Feria detenido tras haber protagonizado una espectacular bronca en la casa de su propia hija. El caso de Cayetano, sin duda, no llegaba a esos niveles.
El conde de Salvatierra acudía a la Feria en su coche de caballos cuando la policía le daba el alto. Las imágenes, captadas por las agencias, no dejaban lugar a dudas. A Cayetano no le había hecho ninguna gracia este contratiempo. De repente, el hijo de la desaparecida Cayetana de Alba decidía apearse del vehículo para mantener una acalorada discusión con los agentes. Al parecer, estos no le permitían el paso con los caballos, algo que le había contrariado especialmente.
Cayetano realizaba una llamada en medio del altercado y continuaba explicándole su malestar a la policía. Estos, consultando unos documentos, atendían el enfado del conde. Mientras tanto, su pareja, Bárbara Mirjan, y unos amigos esperaban en la calesa a que todo se solucionase de la mejor forma posible. El hijo de la duquesa insistió, con aspavientos, en sus negociaciones hasta que, sí, consiguió salirse con la suya. Regresó al lado de su novia y continuaron la marcha.
No es la primera vez que vemos al ex de Genoveva Casanova mostrando su enfado en público. Cayetano es propenso a evidenciar su fuerte carácter y su pronto explosivo. Reporteros y periodistas han sufrido la ira del conde en más de una ocasión.