La boda de Cayetano Rivera y Eva González sigue dando titulares tras casi un mes. Lucía, la hija del torero y Blanca Romero, no fue invitada a la ceremonia. Tanto madre e hija lo aceptan.

Blanca reconoce estar en un momento muy tranquilo, muy 'zen'. Ha descubierto el poder de las olas y el surf, tanto que está dispuesta a dejarlo todo por seguir esa pared de agua maravillosa con la que descargar adrenalina. ¿Su destino? Costa Rica. Lo tiene todo pensado: "Tiene buenas olas, es muy natural, tiene unas frutas maravillosas y unas escuelas bilingües para niños estupendas. Sería gastar menos y cambiar de vida."

De momento vive en Gijón con sus dos hijos y no se plantea volver a Madrid por nada del mundo: "No me planteo volver. En algún momento me lo pensé pero porque me lo decían insistentemente pero no. De hecho me planteo irme más lejos todavía. Al sol, a la playa, al agua caliente..."

Pero, ¿qué motivos puede tener Blanca Romero para querer empaquetarlo todo e irse, oceáno mediante, a la otra punta del punto a llevar una vida sencilla marcada únicamente por el vaivén de una tabla de surf y las olas?: "Yo curré mucho durante muy joven. Rodé mucho. No tanto como para tener el futuro asegurado, pero puedo tener un plan B. Para que no me falten las patatas, sí, pero para comer cigalas, a lo mejor no (risas) para vivir tranquila y bien, perfecto, con mis gallininas y tal, no para vaguear y rascarme la barriga, todavía eso no".

¿Y cuál es ese plan B? "El plan es irme con dos duros a un sitio paradisíaco en donde no se gasta nada, porque todo esto es un sistema de trabajar un montón para pagarlo. Después de lo que he trabajado, disfrutaría la vida de otra manera, que tampoco dista mucho de lo que hago ahora en Asturias, que estoy en el monte y no echo de menos nada.  Ese lugar sería Costa Rica. Tiene buenas olas, es muy natural, tiene unas frutas maravillosas y unas escuelas bilingües para niños estupendas. Sería gastar menos y cambiar de vida".

Blanca no quiere saber nada de la vida urbanita y del trajín de lo que supone vivir en una capital como Madrid, aunque sus hijos ya empiecen a arrancar su propia vida y quieran pasar tiempo en la gran ciudad para sacar adelante sus proyectos.

La presentación de un nuevo teléfono móvil, por ejemplo, coincide también con un evento en el que participa Lucía: "Es genial. Venimos en el mismo vuelo juntas y nos vamos juntas también. Ella será imagen de una tienda de moda. El único consejo que le puedo dar como madre es 'pórtate bien. Sé buena'. Va con su primo Álvaro a la fiesta, que él está estudiando aquí en Madrid interpretación en Corazza y van los dos con su book, y encantados. Luego les llamaré para controlarla un poco...".

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Porque Blanca, ante todo, es madre. Una madre que se preocupa por sus hijos ("de mis hijos soy colega, pero hay un momento en que no puedes ser colega, en el orden en casa, en las normas de la casa…Ahí te conviertes en sargento y cuando pasas a ser sargento, ya no eres amiga") pero que entiende situaciones que en apariciencia pueden ser comprometedoras: "A ver. Yo no hablo de la vida de nadie. La niña no estuvo invitada. Estamos felices aún así. Tanto la niña como yo. Porque la alegría de los demás es alegría para una y el bien de los demás es bien para el resto con lo cual, todo positiva. Pero invitada no estuvo. Y si no fue así es porque se creyó correcto y lo apoyo y me parece bien. Si hubiera estado invitada hubiera ido, claro. Por supuesto".