Bill Cosby está con el agua al cuello. Se acaba de hacer pública una confesión del cómico del año 2005, en la que confiesa que empleó una droga para adormecer a una joven y así poder tener relaciones sexuales con ella.

El último clavo en el ataúd de Cosby se lo puso él mismo 10 años atrás cuando confesó haber utilizado Quaalude, metacualona, entre cuyos efectos destacan los sedantes, en los años 70 con una joven, Andrea Constand. “Cuando consiguió el Quaalude, ¿tenía en mente emplearlo con mujeres jóvenes con las que deseaba mantener relaciones sexuales?”, preguntó entonces el abogado de la demandante. “”. Bill no se imaginaba lo caro que le iba a salir esta afirmación.

Fue un patinazo en su declaración jurada que él y su abogado habían pactado. De ahí en adelante, en el texto que se ha hecho público ahora, la defensa del actor se muestra poco colaborador y no permite que su cliente continúe hablando. Sabía todo lo que estaba desencadenando tras ese ‘sí’.

Desde entonces, y a raíz de una primeras denuncias hechas públicas el pasado año, el goteo de mujeres que han declarado haber sido violadas por el que un día fue llamado ‘el padre de América’, ha sido incesante. Todas coinciden en el mismo patrón. Tomar una bebida ofrecida por Bill Cosby, un fundido a negro durante un tiempo en el que no recuerdan nada de lo que sucedió, y despertarse al lado de él.

Esta declaración, fechada en 2005, supone un alivio para muchas de ellas y para sus abogados, que han visto una grieta en la, hasta ahora, infranqueable defensa del actor. Una oportunidad de hacerle frente y de que el juez les de la razón.

Este ‘padre modelo’ está contra las cuerdas. Al otro lado del ring, furiosas, 47 mujeres esperan que se haga justicia y que todo el peso de la ley caiga sobre Cosby.

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