De 'chica Hermida' a dama del teatro. Belinda Washington acaba de cumplir 50 años y afirma que está en la plenitud de la vida. Trabajo no le falta. Nunca le ha faltado. Empezó en televisión hace más de dos décadas como presentadora, pero ahora, cuando se asoma a la pequeña pantalla lo hace como actriz. Llegó a la sobremesa de Cuatro con 'Cita a ciegas' con un cásting que no se le caen los anillos, y aunque está encantada, lo hace sin su otra mitad: Miriam Díaz Aroca. Con ella se sube al escenario cada tarde. En 'Ni para ti, ni para mí' con la que están de gira. Su relación que empezó siendo de amigas y luego de cuñadas es ya casi fraternal. Comparten hasta el mismo camerino, algo inusual entre las actrices. Cómo será la cosa que hasta las confunden. La actriz conversó con Lecturas durante la presentación de Novawoman, un complemento nutricional del que es imagen, con el que aliviar los síntomas de los cambios hormonales producidos por la menopausia.

Profesionalmente, de cambios nada, tú sigues sin parar...

Sí. Estoy con 'Cita a ciegas' a donde llegué mediante un cásting con muchísimas gente y tuve la suerte de que me cogieran. Llevo 115 funciones a mis espaldas de 'Ni para ti ni para mí 'y va tan bien que la productora y Juan Luis Iborra, el director, han decidido que vamos a hacer otra función que vamos a empezar a ensayar en breve. Así que muy feliz, con mis hijas creciendo, yo trabajando…

Estás de gira ahora, ¿no?

Sí, vengo este fin de semana de Alicante.

Y la función de la que me hablas, ¿será una secuela de ésta?

No. En 'Ni para ti ni para mí' somos dos mujeres que van a recoger las cenizas de su marido y descubren que las dos están casadas con el mismo hombre. En la que han pensado para nosotras, seremos también dos mujeres que deciden irse de casa, pero proceden de otros mundos. Son un poco más de extrarradio si se puede decir así.

Te da tiempo a compaginarlo todo, teatro, televisión, maternidad… ¿cómo?

Pues como todo el mundo: apagando fuegos. Intentándolo llevar lo mejor posible. Y luego este trabajo es un poco loco. Unas semanas trabajo los siete días, otras dos en la tele y el fin de semana en el teatro. Lo vas haciendo… Supongo que como todas las mujeres que trabajamos.

Y trabajo no te falta...

Doy gracias a Dios. También he tenido mis temporadas más tranquilitas… Pero nunca he dejado de trabajar. Cada día doy gracias, de verdad. Llevo 22 años, desde que empecé con Hermida. Con mis éxitos, mis fracasos. Pero trabajando siempre.

¿Volverías a la tele?

Con 'Domingo a domingo', sí. Era lo que más disfruté. Más que en 'Qué me dices', que fíjate que nos reíamos mucho. Pero 'Domingo a domingo' eran cuatro o cinco horas de directo en donde entrevistabas a Gloria Stefan, a Madonna… Era maravilloso. Pero ahora también estoy feliz. Me gusta mucho la interpretación. En tele, lo último que hice fue de mala malísima en 'Niños robados' y tuvo mucha repercusión. Y ahora estoy muy feliz con mi Piluca de la serie, que es más fresca, más loca. No me quejo. Y que una empresa como Grupo NC me pida que trabaje con ellos, es para no pedir más.

En la serie no estás con Miriam, pero en el teatro, seguís mano a mano. Vuestra amistad es a prueba de bombas.

Fíjate, empezamos siendo primero amigas, luego ella conoció a mi hermano…Y amigas, muy amigas.

¿No habéis discutido nunca?

No. Solo hemos tenido un medio roce una vez y no miento. Te lo juro.

¿Y cómo es posible?

Nos llevamos bastante bien. Y nos conocemos también mucho. Somos bastante asertivas las dos. Yo tengo mi personalidad, no es que me enfade mucho, pero tengo mi genio. No todo es blanco, happy y estupendo. Tengo mis cosas. Y ella también tien su personalidad. Lo normal hubiera sido que dos mujeres con personalidad fuerte como nosotras y que nos dedicamos a estos tuviéramos nuestra competencia, rivalizáramos, pero para nada. Nos ves en el escenario y es todo lo contrario. Es lo que más nos dicen cuando nos ven juntas: la complicidad. Y lo que nos ayudamos. Si yo veo que en el escenario le tapo la luz, me abro para que el foco la ilumine, por ejemplo. Y ella hace lo mismo.

Nada de Eve Harrington...

(risas) Nada. Fíjate que nos confunden. Es casi paradójico. Siempre alguien se nos acerca a cualquiera de las dos y nos dice: "Oye, Belinda", Y Miriam tiene que contestar: "Soy Miriam". Pero luego, nos ves juntas y no nos parecemos. Sí, vale. Tenemos los ojos expresivos, pero no nos parecemos físicamente. Y nos pasa muy a menudo… Mientras que no se confundan nuestras parejas todo bien (risas).

Como hermanas entonces.

Esto no lo he dicho nunca. Compartimos, de lo bien que nos llevamos, hasta el mismo camerino. Normalmente, las actrices, queremos uno para nosotras solas. Y si es posible, el más grande (risas). Nosotras compartimos siempre. Sea grande o pequeño. Y llevamos nuestras bolsitas de te, nuestras pinturas. Es muy agradable. Algo muy fraternal. De casa.

¿Y cumplir años en esta profesión cómo se lleva?

Cumplir los cincuenta… Depende de cómo te lo tomes. De la actitud con que te enfrentes a ellos. Puede ser muy complicado o facilísimo. Hay gente con la crisis de los 40, yo me veo 50 y me siento feliz. El tiempo pasa, sí, pero doy gracias cada día.

Dicen que para las actrices es más duro hacerse mayor que para los actores….

Dicen siempre que un hombre envejece mejor que una mujer, que no es tan valorada una mujer con años, que un señor con solera. Pero hay que erradicar todo eso. Que no es cierto. Romper con el techo de cristal de la mujer en las empresas… Romper.

¿Y lo mitos sobre la menopausia?

A la menopausia hay que darle la normalidad que tiene. Tampoco hace falta ir por ahí diciendo soy menopáusica, como tampoco vamos diciendo soy heterosexual, soy homosexual, soy creyente… No hacen falta las estiquetas. Pero si pasas por esta etapa, ¿por qué negarlo? Qué estupidez. No hay que tapar nada. Es una etapa más de la vida. Y una etapa que puede ser maravillosa.

¿No te dan ninguna envidia las actrices jóvenes?

Ninguna. Te juro por Dios que no envidio a nadie. Mira que conozco a gente con más éxito, con más dinero, con más talento, con más de todo. Pues no. Nunca he sido de envidiar. Puedo admirar. Eso sí. Cuando veo una chica guapa, cuando veo a mi hija y digo: "La madre que la parió". Y soy yo. Cuando veo a sus amigas… Las admiro, pienso en qué bonito, qué bien la juventud, toda la vida por delante, pero envidiar no, no tengo ese sentimiento. Quizás porque mi vida ha sido tan plena también y vivo un momento tan bueno, que no me sale. Ahora, por ejemplo, he descubierto la acuarela. La pintura me tiene como loca. El óleo me fascina… Y digo: jo qué bien tener salud, dos manos que puedo usar y dos ojos para ver.

Porque la sabiduría de la madurez no la cambias, ¿no?

Sabes lo que quieres, sabes decir que no a lo que no quieres… Cultivas las amistades… Es que las mujeres tenemos mucho poder. Más poder de lo que pensamos. Las mujeres siempre somos el epicentro de un hogar. Mira, hay un libro, 'Historia de la mujer', que tienes que leer. Es maravilloso porque puedes ver dónde estábamos y donde esamos ahora. Está escrito por dos feministas, yo no lo soy porque pienso que hombre y mujer somos complementarios, pero el libro te descubre toda nuestras evolución. Cómo hemos conseguido cosas que antes no se podían ni imaginar. Y tenemos mucho potencial para llegar a dar más todavía.

De hecho, tú con la pintura, a ver si vas a ser…

¿Como Leonardo Da Vinci? (risas) Pues dicen que no se me da nada mal.

¿Es una afición?

Es una pasión que tengo aquí metida muy fuerte. En el estómago. Ya he hecho alguna exposición. He vendido algún cuadro… Ya verás…

¿Te estás reinventando?

Puede ser. Es buena época.

Tu no lo necesitas. Como actriz no te falta.

Es que no sólo hay que reinventarse por un beneficio económico. Hay muchas más cosas que le alimentan a uno. Las partes más etéreas, que son las más importantes, que luego, la palmas y te vas igual que naciste. Sin nada.