Uno de los mayores orgullos de Belén Esteban ha sido superar su etapa personal más complicada y rehabilitarse de sus adicciones. Lo ha dicho en muchas ocasiones. Desde 'Sálvame', ha vuelto a abrir su corazón y ha revelado más detalles de cómo fue el difícil y duro proceso. Lo ha hecho desde la absoluta serenidad de quien ya siente aquel momento pasado muy lejano, pero también desde la gratitud de quienes estuvieron a su lado ayudándola a tirar adelante.

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Belén Esteban 3

En esta ocasión se ha concentrado en cómo vivieron aquella dolorosa situación, su amiga Mariví, su madre y sus hermanos. Con el drama familiar de los Caparrós, Belén no ha podido evitar rememorar el largo camino que tuvo que recorrer hasta la estabilidad y la tranquilidad que ahora son los componentes más férreos de su vida. Y todo gracias al amor incondicional con el que ha contado siempre.

Para Belén, el auténtico proceso de recuperación empezó cuando todo su entorno reconoció que el proceso de curación también lo tenían que hacer ellos. Y todos se volcaron con ella. "Una cosa es reconocer y decirte que estás mal, pero otra cosa es cómo te ven los demás", contaba. Cuando todo estaba ya pasando y la de San Blas remontaba, asegura que se sorprendió mucho de la percepción que tenían de ella, de su comportamiento sus hermanos y su amiga Mariví a quien le "costó mucho". "Ellos lo vivieron de forma totalmente distinta", aunque sufrieron y estuvieron muy preocupados por ella.

Quien más intensamente lo vivió y no se separó de ella fue su madre, Carmen Menéndez. Uno de los 'problemas' que se dieron durante aquella etapa es que todos tuvieron que reaprender lo que significa la palabra 'confianza'. Belén tuvo que trabajar la confianza en sí misma, por reconducir su vida y, en el caso de su madre, tuvo que aprender a confiar en la palabra y la voluntad de recuperarse de su hija. Una de las anécdotas que ha contado al respecto es que ella se "quejaba mucho de que me llamara por teléfono 20 veces al día y el terapeuta se lo tuvo que decir: "Carmen, Ud. tiene que confiar en ella y no llamar tanto". Jo, a mi madre le costó un montón. Ya no hablo 20 veces con ella. Ahora solo una o dos. Pero recuerdo que la pobre no lo entendía".

Pasado lo peor, la de Belén Esteban es una historia de superación con final feliz gracias a que se puso en manos de profesionales, contó con el amor y el apoyo de los suyos y, sobre todo, por su gran trabajo duro.