Entre las profesiones de mayor riesgo debería encontrarse la de comercial telefónico que llama a casa de Paz Padilla, y la de trabajador de cadena de hamburgueserías donde se sirve a la presentadora en su automóvil. Tener a la gaditana de cliente es un vacile constante.

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Paz Padilla

El domingo por la noche, la hija de Paz, Anna Ferrer, recogía a su madre de la Estación de Atocha y, de camino a casa, decidían parar por la versión ‘auto’ de esta cadena de restaurantes que cuentan con un payaso como imagen. Al llegar a donde se hace el pedido, empezaba el cachondeo. “Mira, te voy a pedir algo ¡un CD!”, “no, mamá ¡una CBO!”, corregía desde el asiento del copiloto Anna, “y también unas patatas ‘Sálvame Deluxe’", completaba Padilla que se partía de la risa. “¡Y una hamburguesa Whopper con queso!”, “Eso no es aquí, aquí tenemos Cuarto de Libra…”, el camarero no se daba cuenta de que estaba siendo ‘padilleado’ por la mujer que rompió los pantalones a Marco Ferri y cantó una saeta a Aramís Fuster cuando más enfadada estaba.

Anna, que reía con los disparates de Paz, explicaba a sus seguidores que a su madre “le encanta vacilar a todo el que pilla. Siempre que venimos, o cuando llama alguien de una compañía de teléfono, siempre les vacila ¡Pobrecillos!”.

La ‘influencer’, que iba compartiendo con sus miles de follower el trayecto a casa a través de insta stories, continuó grabando a su madre, que seguía contando cómo ‘trolea’ a los agentes comerciales que llaman a su casa. “Un día llamaron preguntando por el gerente de la empresa. ‘¡Uy! Al gerente le han pillado con cuatro p**as metiéndose rayas!’”, y mejor no transcribimos lo que le soltó a una trabajadora de una compañía telefónica que quiso ofrecerle una oferta… aún tiene que estar recuperándose de la broma telefónica.

Anoche, madre e hija comieron hamburguesa, pero quien las atendió tuvo de primero, segundo y postre ‘troleo à la Padilla’.