Salió de Ubrique siendo un bebé y se instaló en el barrio de San Blas, Madrid, con su madre, aunque Andreíta no lo quiera, su historia estará para siempre ligada al sur, a la tierra de su padre, Jesús Janeiro, donde pasó los primeros meses de su vida en la mítica finca Ambiciones, de la que tanto se ha escrito y que su madre, Belén Esteban, tanto lloró.

Belén siempre recuerda que se marchó de la enorme finca, que tenía espacio hasta para un tigre de bengala pero no para ella, con “una mano delante y otra detrás”. En esa huida se llevaba consigo lo más importante de su vida: su hija. Andrea comenzaba así un trasiego infinito de ir y venir de la capital a Ubrique, y de Ubrique a la capital, a su barrio, con sus abuelos, sus tíos y sus primos maternos.

Carmen Bazán se convirtió en la ‘acompañante oficial’. La niña era demasiado pequeña para viajar en ave sola y la abuela se encargaba de hacer todos los trayectos pertinentes para que esta pudiera pasar un tiempo con la familia de debajo de Despeñaperros.

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Andrea Janeiro

Durante años fue la ‘princesita’ de Ambiciones. Ella era la única y soberana. La única nieta. La única sobrina. La única hija. Las mujeres de la familia se volcaban con ella, especialmente la tía, Carmen o “Mamen”, como ella la llama. Las dos compartían una fuerte unión que a día de hoy todavía les dura. Con la llegada de los hermanos, Julia y Jesús, fruto del matrimonio de Jesulín y María José Campanario, Andrea parecía tener más motivos para bajar a casa con su padre y así pasar tiempo con los niños. Estrechar vínculos. Andreíta saca cuatro años a la mayor y ocho al menor, por lo que la diferencia de edad es muy notable.

Pero el tiempo pasó y aquellos veranos calurosos en la sierra de Cádiz se transformaron en chapuzones en la piscina de la casa de Paracuellos del Jarama. Andrea ya no quería viajar a Andalucía. Prefería quedarse en su ciudad, con sus amigas y con su madre. La adolescente cambiaba sus prioridades y empezaba a darse cuenta de muchas cosas. Belén jamás la ha obligado a hacer algo que no gustara y le ha dado total libertad para hacer y deshacer con su vida lo que quisiera, incluyendo las visitas a su padre.

Su abuela, Carmen Bazán, nos contó hace unos meses uno de los últimos recuerdos que tiene ligados a Ambiciones, donde ella fue tan feliz: el 13 cumpleaños de Andrea. María José le organizó una gran fiesta a la niña, que todos disfrutaron. En 2014 las cámaras de los fotógrafos captaron por última vez a Andreíta haciendo el viaje en ave Madrid-Sevilla. Tenía 15 años.

Hoy la joven cumple 18 años, ya es mayor de edad. Su madre le ha organizado una gran fiesta en una de las mayores discotecas de la capital y una gran duda pende sobre ella, ¿habrá representación de los Janeiro en este importante evento en la vida de Andrea?