- El ‘carritaki’. Creación de Antonio, quien cocinó las carrilleras de cerdo al modo ‘tataki’, marcado por el exterior y muy poco hecho en el centro. El jurado se quedó de una pieza. El sevillano no sólo tiene ingenio para cocinar, sino también para bautizar a sus platos.


- Sally le confiesa todo su ‘amor’ a Carlos. Le tiene una envidia criminal. Sus “te odio” dejaron al vendedor ambulante algo descolocado, pero con la satisfacción de que sólo se los dice porque le gustaría hacer las cosas cómo él. A Carlos cocinar y emplatar se le dan tan bien que lo hace de manera natural, sin agobiarse y viendo en su cabeza cómo debe quedar sus creaciones.


- Los helados de ‘Rocanbolesc’. La heladería de los hermanos Roca les dio una 'master class' y ellos trataron de reproducir estas creaciones. Eso sí, hubo quien hizo helado de fresas sin fresas y helado sin nata. Estos concursantes perderían la cabeza sino la llevaran pegada al cuello.


- Aprendimos lo difícil que es realizar una pasta fresca sin gluten. Se cuartea más y sus tiempos de cocción son mayores. Andrea no contó con estos factores y consiguió que sus tortelllinis salieran, sí, pero después de los postres.


- Miguel Bosé, el juez más duro. El cantante no tenía ninguna intención de jugar al poli bueno. Lo que estuvo malo lo dijo y lo que estuvo bueno también. El de ‘Amante Bandido’ les propuso un reto muy particular, dar de comer a sus amigos y compañeros de gira con un menú en el que no debía haber rastro ni del gluten, ni de la lactosa, ingredientes que no puede comer.


- A Pablo le amargó el caramelo. Samantha le insistía en que nunca antes lo había hecho, él se empeñaba en decir que sí. Al final tuvo que repetir el caramelo para demostrar que era capaz de hacerlo.


- Vicky, quedó prendada de Fidel. Tras la visita de los ganadores de ‘MasterChef’ y ‘MasterChef Junior’, Vicky se decantó por Fidel, del que dijo que era muy guapo. Eso sí, sigue prefiriendo a Jordi. Hay cosas que nunca cambiarán.


- Lidia, positiva y fuerte. Con ella vamos en una montaña rusa. El jurado le da una de cal y otra de arena, y nosotros estamos más alterados que sus hormonas. La nutricionista valora cada palabra de aliento y se siente fuerte.


- La despedida de Pablo, la vez que más calmado lo hemos visto. Sabía que se iba, y, como si tuviera ese presentimiento, quiso que dejar a sus compañeros con un muy buen sabor de boca. Les apoyó y animó, aunque sabía que tenía los minutos contados en las cocinas de ‘MasterChef’. Por presentar un ‘tataki’ de atún que no estaba cocinado, el karateka se marchó a su casa.